El precio de la electricidad en América Latina sigue en aumento, afectado por factores globales como el alza de los combustibles fósiles y la transición hacia fuentes renovables. En países como Argentina, donde las tarifas estaban subsidiadas, se han implementado ajustes graduales que impactan directamente a las familias de bajos ingresos. Por otro lado, Brasil ha enfrentado sequías que han reducido la producción hidroeléctrica, incrementando la dependencia de fuentes más caras como el gas natural
Estos desafíos resaltan la necesidad de políticas energéticas más inclusivas y sostenibles, que equilibren el desarrollo económico con el acceso asequible a servicios básicos.